Climatric Opiniones
Si te preguntan si tu vehículo dispone de aire acondicionado, probablemente digas “pues claro”, poniendo cara rara, y siguiendo adelante con tu día. Pero si hacemos esta pregunta en los años 30 del siglo pasado, solo un hombre hubiese dicho que si. Ese hombre es Mr John Hammam Jr, un multimillonario de Texas, Estados Unidos, que sufría la “fiebre del heno”. Como no quería pasarse la vida encerrado en casa, y disponía de medios económicos para evitarlo, este hombre encargó a Kelvinator instalar un aire acondicionado en su Cadillac, que iba accionado por un motor separado del principal del coche, a gasolina también, que movía un compresor, todo esto colocado en el maletero del coche.
A día de hoy vemos como algo normal que todos los componentes estén bajo el capó del coche, pero partimos de la base que no hay nada desarrollado, y todo se hace a base de prueba y error, juntando factores que posibilitan este desarrollo. El primer factor es un refrigerante apto para su uso en el automóvil, ya que entonces el más popular era el amoniaco, con los riesgos que conlleva en caso de fuga, seguido del clorometano (conocido como R-40) y el dióxido de carbono (que se está volviendo a usar a día de hoy).
En 1928 la línea de General Motors está trabajando en neveras y mezclando cloro, flúor y carbono crearon el famoso R12 que seguramente alguno de los que me leéis ha equipado en su coche, fue tan popular que se usó hasta finales de los años 90, cuando se detectó su efecto perjudicial en la capa de ozono, sustituyéndolo por el R134a. En 1939 General Motors ya tenía listo su prototipo, que ocupaba el maletero de un Cadillac, y Packard lanzó su sistema “All Weather”, del cual desarrollaron 150 unidades, que se vendían por 274$ de la época, equivalentes a 6.079$ en la fecha que se ha publicado este artículo.
En esta época, cada fabricante innovaba dependiendo de su criterio y experiencia. Chrysler, por ejemplo, quería montar todo en el maletero, colocando un alternador a 12V en el motor y llevando esa corriente eléctrica hacia el motor del maletero en el cual se acoplaría un compresor y dos ventiladores.
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Otro de los problemas es que no había compresores diseñados específicamente para el coche, por lo que no había un solenoide para apagarlo o encenderlo, sino que el compresor estaba siempre encendido, la única forma de apagarlo era desconectando la correa que unía el compresor al motor, que en la época no era un gran problema ya que los coches necesitaban revisiones mensuales, o apagando el ventilador, pero seguías teniendo la pérdida de potencia, que no es poca dadas las dimensiones de aquellos compresores.
Tras la segunda guerra mundial, los tres fabricantes americanos grandes (Ford, Chrysler y GM), se ponen manos a la obra para solucionar los fallos mencionados anteriormente. Primero buscan la salida idónea para el aire, que es hacia la cara. Como cada vez que se innova, hay personas que están en contra, y cuestionan que merezca la pena invertir en el desarrollo de estos productos, cuando un aire acondicionado montado en el maletero puede ser un símbolo de estatus, y otros profesionales dicen que en vez de invertir en aire acondicionado se debe explorar las formas de ventilación del vehículo, como alternativa barata y eficaz.
Mientras en Detroit debaten sobre cuál es la mejor solución, en Texas, un lugar con una temperatura media de 30ºC, en veranos en los que es fácil llegar a los 40ºC con una humedad relativa superior al 50%, en el que el aire acondicionado en hogares ya empezaba a alcanzar precios asequibles, unos emprendedores se ponen manos a la obra. Este equipo consiste en el dueño de un ultramarinos, el dueño de un concesionario Cadillac, y un fabricante de desmotadoras. Estos tres fundan la empresa “Automobile Refrigerated Air-Conditioners” (A.R.A) en el año 1948, en el cual venden 164 unidades.
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