Opiniones de Moeckel Abogados
La implicación con la sociedad es uno de los rasgos que caracterizan al abogado Joaquín Moeckel. No hay causa relacionada con el patrimonio o la idiosincrasia de la ciudad en la que no esté implicado. Por esta razón en julio de 2022 el anterior alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, solicitó al Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación del Gobierno de España la concesión de la Cruz de la Orden del Mérito Civil para el letrado por su labor social y la recuperación del patrimonio de la ciudad. Moeckel ha recibido este jueves la medalla de la Orden del Mérito Civil que le fue concedida hace unos meses por el Ministerio de Exteriores tras la propuesta que elevó el Pleno del Ayuntamiento de Sevilla “en atención a los méritos que sobre él recaen y que se han visto reflejados en beneficio de la Ciudad de Sevilla de forma altruista y desinteresada”. Tras la firma del expediente por parte de Su Majestad el Rey Felipe VI, hoy ha sido cuando el alcalde popular José Luis Sanz le ha impuesto la medalla. El letrado se ha dirigido desde el estrado del Salón Colón a los ediles municipales para advertirles que los sevillanos “lo único que deseamos es que sepan amar, cuidar y mimar a la ciudad para que no necesite vivir de su pasado, sin perder su alma”.
Moeckel ha expuesto que “sabemos que los tiempos de la política no son los mismos que los de los particulares, y no quiero suplantar a los políticos, pero siempre he sido un alma inquieta y cuando he visto algún conflicto me he preguntado que qué puedo hacer por Sevilla. Hay que avanzar y hacer cosas”. Por último, citó a Napoleón Bonaparte: “Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes”. El abogado ha sido promotor de causas como el movimiento ciudadano por la restauración de la iglesia colegial de El Salvador, también de las tablas pictóricas de Pedro Campaña, el comedor social de las Hijas de la Caridad o la aportación del 1% del presupuesto de las cofradías a la lucha contra el cáncer.
También fue promotor del movimiento ciudadano de ayuda que surgió tras el derrumbe de las Letanías provocado por la explosión de varias bombonas de butano y que provocó cuatro muertos y varios heridos. El letrado presta ayuda y asesoramiento jurídico a las comunidades clarisas franciscanas del monasterio de Santa Inés. La Orden del Mérito Civil se suma a las que ya tiene como la Cruz Pro Ecclesia Et Pontifice concedida por Benedicto XVI, la Medalla al Mérito Militar, otorgada por el Ministerio de Defensa, la Cruz distinguida de la Orden de San Raimundo de Peñafort, del Ministerio de Justicia y la Medalla de Oro del Baratillo, concedida mediante Cabildo General Extraordinario en 2020.
Es fácil distinguir a una persona con una actitud positiva de una persona con actitud negativa. Si se puede escoger, las personas dirán que prefieren ser positivas y estar acompañadas de gente positiva. Eso llevaría a que todos fuesen positivos y, sin embargo, la realidad muestra que no lo son y que todos están rodeados de personas que tampoco lo son. Hay que pensar que cada uno en su trabajo, en los estudios e incluso dentro de las familias. En todos algunos de esos ámbitos se encontrará a personas que se identifican perfectamente como negativas, catastróficas y derrotistas. Si esto es así, ¿acaso es no se puede escoger? Mucha gente piensa que no. Hasta hace pocas décadas, las personas pensaban que la actitud era fruto de dos factores: uno era la genética, y se decía que “es así por su forma de ser” o “es así por naturaleza”, como si hubiese un elemento interno inmutable que forma parte de la propia esencia.
El otro es la suerte y se decía “es así porque la vida le sonríe”. Se diferencia así a personas a las que les pasan cosas buenas, que, por lo tanto, tienen en consecuencia una actitud positiva, y a personas no tan afortunadas, que no les queda otra que tener una actitud negativa. Según esta lectura del ser humano, la actitud sería una interacción entre cromosomas y fortuna. Sin embargo, las investigaciones en el ámbito de la psicología han demostrado que esa perspectiva tan reduccionista está bastante desencaminada. Si bien es cierto que la base genética, así como las circunstancias de la vida, pueden tener una influencia en la actitud, hay otros factores claramente decisivos que pueden lograr una actitud positiva o la contraria.
¿Cómo tener una actitud positiva? La actitud positiva puede entrenarse, del mismo modo que se fortalecen los músculos en el gimnasio o que las personas se vuelven expertas pianistas si dedican tiempo a saber cómo tocar y practican un poco cada día. Se ha hablado con el psicólogo de Valencia Fernando Pena, presidente de la Asociación Española de Psicología Sanitaria AEPSIS, y director del Centro de Psicología Calma Al Mar, quien ha compartido las claves que tendría que tener este entrenamiento. La primera clave es asumir que la realidad, al igual que una montaña, puede ser vista desde diferentes perspectivas. Todas las realidades tienen múltiples enfoques, y cada uno de ellos ofrece diferentes imágenes con diferentes emociones asociadas.
La gente negativa, por inercia, no solamente se ubica en el enfoque más catastrófico, sino que además no parece sentirse a gusto aceptando otros enfoques más positivos. Si se quiere mejorar la actitud, el primer paso es abrir el abanico de posibilidades y ver las ventajas, avance, mejora o aprendizaje que se pueden obtener de esa situación concreta. La segunda clave es no tomarse las cosas personalmente. “Las personas somos egos con patas”, afirma el psicólogo. Las personas tienden a ponerse a la defensiva a la mínima y a pensar que algo que han hecho o dicho es por ellos mismos. La realidad es que cada uno se comporta por múltiples razones, y ellos mismos rara vez son el motivo que genera eso.
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